Hace tiempo que no escribía "porque sí", porque me diera la gana. Con el trabajo en la Editorial, una tesis que me tiene ocupada desde hace un año y la vida social, tan necesaria, apenas he tenido oportunidad para este tipo de cosas.
Creo que, desde que vino aquella nave voladora con el gato aquel, apenas me ocupo de escribir. Aunque, ahora que lo pienso, debe haber sido la tarántula de cinco pies con la que me tropecé hace unas semanas, cuya conversación me afectó las neuronas. Sinceramente, no lo sé.
¿Creen que alguien me creería excusas así? Lo ignoro, pero me divierte que la gente piense que sí. Hoy conversaba con una persona a la que le gusta mentir, pero no por necesidad, sino por placer. No digo su nombre porque ignoro si se llamará "Jack", "Verónica" o, tal vez, "Roja, que te quiero Roja". ¿Por qué lo hace? ¿Por diversión...? ¿Por ignorancia...? ¿Por frustración...?
En una ocasión, un amigo me dijo: "bueno, es que a veces no se puede decir la verdad ni la mentira. Si una mujer me pregunta si está gorda, ¿qué le voy a decir? Si le digo que sí: 'estás gorda', me asesina. Si le digo que no lo está, me dice que soy un mentiroso. Así que prefiero decirle: '¿qué clima éste? Primero, hace calor; luego, llueve".
Así que a la amiga de las historias: "¿qué clima éste, verdad?"
Muero por saber qué cuento me hará mañana.<
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